todos los asuntos que se pueden vivir en el lugar más loco de santiago
Se subió en Los Heroes y dejó su maletín en el suelo, entre sus piernas. Estaba a diez centímetros de mí y hablaba tan sutil. Usaba pantalón negro y sweater gris, hablaba seguramente con un amigo, con su manos libres, y le recomendaba que hiciera ejercicios para botar estrés. Que pronto se iba a recuperar, que estuviera tranquilo.
Aló? aló?
Se le fue la señal y yo me reí, para adentro y de maliciosa nada más, de cabra chica que soy.
Estaba cansado, logró recuperar señal y contaba que en la noche tenía clase, era treintañero, de esos que trabajan de día y estudian de noche, asumo. Que estaba apestado, que no podía más. Pero estaba impecable, sólo sus ojos estaban un poco caídos.
Llego a San Miguel y me toca bajar, no sin antes regalarle una sonrisa junto con pedirle permiso para pasar.